Terapia génica

 

Desde la antigüedad la humanidad ha buscado diversas formas de combatir enfermedades. Es así como surge el desarrollo de la terapia génica como técnica para tratar enfermedades a través de la alteración de material genético.

Tras el descubrimiento de la estructura del ADN en los 70’s se desarrolló la tecnología de ADN recombinante, lo cual dio lugar a la obtención de conocimientos básicos y herramientas para la transferencia de genes. Inicialmente, esto se utilizó dentro de las ciencias básicas para el estudio de funciones biológicas pero no tardó en descubrirse su potencial en el tratamiento de enfermedades. 




El primer uso de la terapia génica se registra en 1990, donde fue utilizada en un paciente con inmunodeficiencia ocasionada por un déficit de adenosina deaminasa. El error genético de los linfocitos se corrigió ex vivo y los linfocitos corregidos fueron reinfundidos. Este suceso abrió las puertas para el desarrollo de la terapia génica, con más de 400 ensayos clínicos en la década de los 90.  

Aunque inicialmente se enfocó el uso de la terapia genética para el tratamiento de enfermedades hereditarias monogénicas su uso se fue expandiendo hasta enfocarse en el tratamiento de cáncer. Pero, como toda tecnología, recibió un golpe fuerte luego de que un joven de 18 años que participaba en los estudios clínicos falleciera, ocasionando una gran alarma en todo el mundo. 

Proceso de  corrección del defecto genético por Ex-Vivo 


No obstante, fue poco tiempo después, a finales de los 90, se registró el primer caso de éxito de la terapia génica en un grupo de niños con inmunodeficiencia combinada severa, quienes fueron tratados en Francia mediante la transferencia ex vivo a células de su médula ósea de la versión correcta del gen alterado. Todos los pacientes mejoraron su capacidad inmune. 

A partir de este momento la terapia génica sigue contando sus logros, ya que desde agosto de 2017 la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) ha aprobado tres productos de terapia genética. 

Ahora que sabemos de dónde viene la terapia génica, adentrémonos un poco más en su funcionamiento. Mediante la terapia genética es posible hacer diferentes cosas dependiendo del problema que se quiera atacar, como sustitución, agregación o desactivación de genes. Debido a que el material genético que puede ser transferido a la célula diana es muy diverso, yendo desde genes naturales (fragmentos de ADN que codifican proteínas naturales con un efecto biológico conocido) y genes quiméricos (sintetizados en el laboratorio y que codifican para proteínas artificiales) hasta ribozimas, secuencias antisentido y ARN interferente, que sirven para hacer que una célula pierda una función de forma específica.


Para insertar nuevos genes en las células se utilizan vehículos conocidos como “vectores” los cuales son específicamente diseñados para administrar el gen. La región ocupada por los genes introducidos se conoce como “cassette” y suele tener, además, un promotor.

Un ejemplo de vector son los virus, ya que tienen la capacidad inherente de suministrar material genético a las células, sin embargo, antes de que un virus se utilice para transmitir genes terapéuticos este se modifica y se remueve su capacidad de ocasionar enfermedades infecciosas. Los más comunes son los adenovirus y los retrovirus.

Algunos vectores de la terapia genética 


La terapia genética se puede utilizar para modificar células al interior o fuera del cuerpo. Cuando se hace al interior del cuerpo se inyecta el vector portador del gen directamente en la parte del cuerpo donde se encuentran las células defectuosas. 

Cuando se utiliza para modificar células fuera del cuerpo se toma sangre, médula ósea u otros tejidos del paciente. Además, es posible separar tipos de células específicas en el laboratorio. Posteriormente se introduce el vector a la célula y se deja que se multipliquen en el laboratorio para finalmente ser inyectadas de nuevo al paciente para que continúen multiplicándose hasta lograr el efecto que se desea.





Finalmente, la terapia génica puede utilizarse para tratar tanto enfermedades genéticas hereditarias como trastornos adquiridos. Algunos ejemplos de estos son las inmunodeficiencias primarias, donde ha sido capaz de corregir la presentación de la enfermedad, y el cáncer, donde aún está en fase experimental.


Para conocer más:

http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1137-66272005000100002

https://www.fda.gov/consumers/articulos-en-espanol/que-es-la-terapia-genetica-como-funciona

https://www.genome.gov/es/genetics-glossary/Terapia-genica


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